LA
FESTIVIDAD DE SAN JUAN BOSCO, patrono
de la formación profesional, era la que más pasiones levantaba entre la
chavalería de los talleres. La víspera había cine: la escuela pagaba la entrada
a sus alumnos para acudir al Cinema Valverde. Las actividades del 31 de
enero se iniciaban con la celebración de la misa. En 1960, el 31 de enero fue
domingo. Por los datos extraídos del Boletín Parroquial, los alumnos de
la escuela profesional tuvieron misa a
las once de la mañana, oficiada por el profesor de religión, el reverendo.
Manuel Vélez Fernández[1]. Pero
en los años posteriores, la fiesta se trasladó al propio centro escolar.
Empezaba con una misa de comunión general, a menudo celebraba en el vestíbulo
del centro escolar. En 1962 fue oficiada por el párroco de Trigueros, mientras
se ocupó de la plática Manuel Vélez, a
la sazón profesor de religión y de lengua del taller-escuela. A fines de la
década de 1960, la eucaristía se hizo más rica , gracias a los cánticos del
coro mixto del colegio que interpretaba a cuatro voces salmos y espirituales, y
las ofrendas de trabajos en piel, madera, chapa y electricidad por parte de los
propios alumnos «mediante sencillas pero devotas palabras»[2].
Tras
la misa, llegaba la representación teatral,
preparada por los propios alumnos, entre los que destacó Consuelo
Romero, a pesar de sus problemas de garganta. A continuación, alumnos,
profesores y autoridades pasaban a la explanada anterior, situada delante de la
fachada principal, donde se celebraban espectaculares pruebas de gimnasia y
tablas de educación física, saltos de potro y caballete, todos ellos
profusamente aplaudidos por la asistencia. Se completaban los actos con los
tradicionales juegos entre alumnos: carreras de sacos, carreras de cintas, o el
difícil arte de comer chocolate con los ojos vendados. Se jugaba por parejas,
de manera que cada tándem trataba de dar chocolate al compañero. Era divertido
y el cacao acababa llenando a todos, jugadores y espectadores. Resultado
parecido tenía la búsqueda, con la simple ayuda de la boca, de la moneda
escondida en el plato de harina. Muchos curiosos, habitantes de los
alrededores, se asomaban al patio y eran copartícipes del jolgorio general.
La
carrera de burros era de los actos más espectaculares. Los alumnos
participantes buscaban el burro más viejo, ya que, según las reglas de esta
curiosa competición, ganaría el que más
tarde llegara a la meta. La prueba bordeaba el antiguo campo de fútbol y volvía
al centro a través de la calle Diputación. A continuación, se procedía a la
entrega de premios de los campeonatos deportivos celebrados las semanas
anteriores: tenis de mesa, ajedrez, damas, dominó, fútbol, baloncesto y
voleibol. La celebración continuaba con el almuerzo común y finalizaba con una
velada folklórica en la que algunos de los alumnos mostraban sus inclinaciones
artísticas. El 31 de enero de 1962
fueron artistas por un día los alumnos María Josefa, Gloria Arroyo, Mari Carmen Diéguez Vélez y un
conjunto de baile. El cronista habla asimismo de la valiosa colaboración en
estos actos de la sección femenina, a través de dos de sus camaradas
enviadas al centro con el cometido de asesorar
para que la fiesta alcanzase la mayor brillantez posible.
No faltaban los representantes de la
Organización Sindical franquista, siendo habitual la presencia del delegado
provincial de sindicatos. En el San Juan Bosco de 1967, a las 11 de la mañana,
como era habitual, se celebró la misa
oficiada por el capellán, con panegírico a cargo del asesor religioso de la
Organización Sindical, el Padre Castro Merello. Tras el programa de actividades
lúdicas, se impusieron medallas a los productores León Ortega y Contreras. Por
la tarde, actividades deportivas y la sesión cinematográfica[3]. Dos
años más tarde, en 1969, las autoridades estaban compuestas por Ángel García
del Bello, secretario provincial de
Sindicatos, José Martí Pascual,
vicesecretario de obras sindicales, y el Sr Buade, secretario de la obra
sindical de Educación y Descanso[4].
Desde
1975 se amplió la oferta lúdica con la celebración de una fiesta de fin de
curso, uno de cuyos puntos destacados era la elección de la reina del T.EJ.A.
(Taller Escuela José Antonio) y de sus damas de honor. En 1975 la elegida fue
Antonia García Blanco, acompañada, en calidad de damas de honor, por Manoli
Contioso Mora, Pepi Flores Gutiérrez, Manoli Fernández Gutiérrez y Ana Mª Cera
Recio, y por los hijos de Rami y Javier
«Zarrita», encargados aquel año de llevar las bandas. En el salón de actos, las
damas y la reina se ocupaban de la entrega de premios a las actividades
culturales y deportivas. El acto acababa con un fabuloso baile con orquesta
para los chicos y chicas y sus familias, celebrado en las pistas
deportivas.
Al
año siguiente, en 1976, las pocas alumnas que quedaban coparon los puestos de
honor: Conchi , la reina y sus damas
Elisa, Repo León y de nuevo Pepi Flores. Al año siguiente, cuando el
taller de cortes aparados estaba a punto de desaparecer, las elegidas fueron
Pepa Ramos, María José Morián, Manoli Contioso. Juani Macías y Elisa.
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