LA ESCUELA PROFESIONAL EN LOS AÑOS DEL FRANQUISMO (II)
Juan Carlos Sánchez COrralejo
De la Escuela Profesional al IES Don Bosco, pp. 25-26.
I.S.S.N. 84-690-2378
Juan Carlos Sánchez COrralejo
De la Escuela Profesional al IES Don Bosco, pp. 25-26.
I.S.S.N. 84-690-2378
EL EDIFICIO DE LA ESCUELA
PROFESIONAL.-
Constaba de una amplia nave de 70 metros de longitud por 18 de anchura y 11 de alto, que acogió los talleres de zapatería, carpintería, electricidad y torno, más el taller de forja (la famosa fragua), adosado a la nave, a la que se unía el edificio dedicado a las aulas[1].
En 1966, cuando el inmueble estaba a punto de cumplir diez años de existencia, sufrió las primeras obras significativas de adaptación. En febrero de aquel año se desplazaron al centro un inspector de la Jefatura Nacional de la Obra Sindical para hacer un estudio sobre la necesidad de reformas. A mediados de agosto visitaron la escuela Carlos Corpas Mora, nuevo delegado provincial de sindicatos, y José María Segovia, vicesecretario de obras sindicales. El objeto era buscar una mejor distribución de dormitorios, aulas y salones del comedor y sala de estudios[2]. A fines de año se habían finalizado la reforma y las mejoras en los dormitorios, comedores, aulas y almacenes[3].
Constaba de una amplia nave de 70 metros de longitud por 18 de anchura y 11 de alto, que acogió los talleres de zapatería, carpintería, electricidad y torno, más el taller de forja (la famosa fragua), adosado a la nave, a la que se unía el edificio dedicado a las aulas[1].
En 1966, cuando el inmueble estaba a punto de cumplir diez años de existencia, sufrió las primeras obras significativas de adaptación. En febrero de aquel año se desplazaron al centro un inspector de la Jefatura Nacional de la Obra Sindical para hacer un estudio sobre la necesidad de reformas. A mediados de agosto visitaron la escuela Carlos Corpas Mora, nuevo delegado provincial de sindicatos, y José María Segovia, vicesecretario de obras sindicales. El objeto era buscar una mejor distribución de dormitorios, aulas y salones del comedor y sala de estudios[2]. A fines de año se habían finalizado la reforma y las mejoras en los dormitorios, comedores, aulas y almacenes[3].
En
el verano de 1962 llegan al consistorio sendas solicitudes de la escuela y de
la delegación provincial de sindicatos pidiendo autorización para abrir una
puerta desde el centro hasta el campo de fútbol municipal, a fin de facilitar
el acceso de sus alumnos a dichas instalaciones. El cabildo solicitó, a cambio,
el arreglo por cuenta de dicho organismo de la valla intermedia[4].
Dicho acceso sigue existiendo en la actualidad y ha permitido durante años la
utilización del campo a los chicos del instituto.
En el curso 1966-67 se dotó
al centro de un televisor, donado por la Delegación Provincial de Sindicatos,
cumpliéndose una de las peticiones de los alumnos, quienes pudieron a partir de
entonces pasar sus horas de descanso y los días festivos en el recinto y
protegerse de las inclemencias del tiempo[5].
Además, el centro contó con un proyector de 8 mm., que exhibía películas
llegadas desde Sevilla a través de la camioneta de Damas. Muchos alumnos recuerdan aún aquellas
proyecciones en el salón de actos, dirigidas primero por Diego Cejudo y más
tarde por Ramón Mora; recuerdan las películas cómicas, pero también aquellos
besos que hacía que los chicos formaran la de san Quintín.
LAS ESPECIALIDADES.- En los años finales de la década de 1950 las
especialidades que se cursaban en la escuela profesional eran zapatería
(manual, mecánica y cortes aparados), la rama mecánica con los oficios de
ajustador matricero, tornero, fresador y
soldador chapista; la rama de electricidad (instalador y más tarde bobinador) y
la de madera (carpintero-ebanista). La duración media de los estudios era de 5
años: dos dedicados a preparación y otros tres a la obtención de la oficialía
en la rama elegida. Durante la dirección de Torrelo, los chicos admitidos iban
pasando por los diferentes talleres, a fin de que pudieran darse cuenta de sus
verdaderas inclinaciones. Así resumía el cronista del diario Odiel el primer
año de rodaje del centro valverdeño: «los muchachos de ambos sexos
admitidos, que han tenido que salvar el cernidor de un riguroso examen, siguen
un curso de pre-aprendizaje, en el que se les enseña trabajos manuales al mismo
tiempo que se instruyen en cultura general. Después de este período, de un año
de duración, un segundo curso se dedica a la orientación profesional del
alumno. Cada uno de los muchachos pasa algún tiempo en las distintas
especializaciones de la escuela hasta demostrar sus aptitudes. De esta forma
entra en los tres cursos oficiales en busca del perfeccionamiento de aquella
tarea a que le llevan sus preferencias. Este es el modo más seguro de lograr el
mayor rendimiento, así como de hacer el trabajo más grato»[6]
El año académico 1957-58
contó con dos cursos de pre-aprendizaje y el 1º de aprendizaje. Aquel curso,
además, se iniciaron las prácticas de electricidad, se acogió una aula
masculina de primaria creada por el Ministerio de Educación Nacional y se
seguía pensando en construir un edificio inmediato al inicial para separar las
enseñanzas de niños y niñas[7].
Además el centro se dotó, no podía ser de otro modo en aquella escuela
confesional, de un capellán. En 1960 terminaron estudios los alumnos de la
primera promoción, en total 21 chicos, con las siguientes especialidades:
Especialidad
|
Alumnos
|
||
ZAPATERIA
|
Gregorio Bermejo Sánchez
|
CARPINTERÍA
|
Salvador Palanco Rite
|
Fernando Fernández Arcas
|
Pedro Rivera Cuesto
|
||
Manuel Fernández Azogil
|
Manuel Rubio Alvárez
|
||
Vicente López López
|
FORJA Y
SOLDADURA
|
Juan Pernil Romero
|
|
Juan Lozano Pintor
|
Lorenzo Barrero Flores
|
||
Germán Llanes Moreno
|
FRESA
|
Juan Antonio Perea Lemus
|
|
Esteban Raya Largo
|
Cipriano Prieto Hernández
|
||
José Rodríguez Vázquez
|
|||
TORNO
|
José Arenas Parreño
|
||
Luis Domínguez Martín
|
|||
José González Luque
|
|||
Antonio López Rodríguez
|
|||
José de Jesús Quintero
Mora
|
|||
Manuel Silva Masera
|
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